lunes, 28 de abril de 2008

NO HAY NADA MEJOR QUE SEGUIRTE

Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios" (Jn 6,68-69)


Ni bien te había encontrado
mi sed no halló límite alguno,
buscando experiencias nuevas
vi nada mejor que seguirte.

Me gasté en beber las aguas
que debí dejar correr,
y no hubo en ellas que no fueran
fugaz consolación.

De tan sólo buscar y buscar
no hallé más que el hastío
de caer a donde mismo
donde todo es caos y vacío.

¡No hay nada mejor que seguirte!

Porque aún cuando quitas das
y en la prueba me confortas,
sólo tú, Señor, me dejas contento.

Reaviva en mí el primer amor
por el que todo dejé gustoso,
y en esta hora que mi edad madura
haz de mí un llamado nuevo.