viernes, 15 de octubre de 2010

INSATISFECHO

Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen (Sal 15,2)

De sed estoy muriendo
dentro de un océano de agua,
y mi hambre no se calma
aún cuando he probado todo.

Yo pensaba hallar descanso
en cumplir todos mis gustos,
persiguiendo todo aquello
que desvela a tanta gente.

Pero no encontraba nada
que a mi espíritu colmara,
mientras más y más gustaba
más vacío me quedaba.

Cada gusto me decía
y como eco repetía:
“Es muy grande tu deseo,
no podré satisfacerte”.

Me sentí muy miserable,
no era más que un pobre diablo.
Me quedaba harto de todo
pero nada me llenaba.

Mi mirada elevé entonces
hacia el infinito cielo,
y tan honda paz me vino
que jamás fui tan contento.

domingo, 10 de octubre de 2010

SAN DANIEL COMBONI

Yo muero, pero mi obra no morirá (San Daniel Comboni)


¡África o muerte! fue tu grito de batalla,
que morir es preferible a renunciar a una pasión.

Con un solo testimonio te quedaste enamorado
y agitaste a todo mundo por tu África querida.

Tu pasión fue la misión, fue tu celo el del Señor,
que aumentaba día a día al mirarlo traspasado.

En tu pecho ardía un fuego que alumbró a un continente,
que esperaba entre cadenas al que en cruz lo liberó.

Fuiste en busca de operarios que vibraran por su Dios,
disponibles al abrazo y también al abandono.

Salvar África con África era un sueño al despertar,
era ver al africano su destino conducir.

Te faltaron corazones para amar tu Perla Negra,
si mil vidas las tuvieras las darías tú por ella.

Renunciaste a tus derechos y a una vida con honores,
se te dio la cruz a cambio con que sella Dios sus obras.

Tu labor fue para el Reino para ti nada pediste,
no esperabas ver ni un fruto, te sembraste como el grano.

La misión cumplió tu anhelo, te hizo el día más feliz,
el que oyó decir: “yo muero… pero mi obra no morirá”.