viernes, 4 de diciembre de 2009

SER COMO EL AMADO

Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado (Cant 2,16)
.
Ya no quiero vivir más,
serás tú quien viva en mí.
Porque amar es no ser uno
para ser como el Amado.

Tu destino será el mío,
tu pasión mi vida entera.
Dejo todo por seguirte.
Quiero ser como el Amado.

Otra cosa no deseo
que llegar a conocerte.
No me atrae ser como el mundo
sino ser como el Amado.

Me has buscado, me has llamado,
tú eres quien me ha enamorado.
Y mi vida ya no es vida
si no soy como el Amado.

EL PASO DECISIVO

Tengo confianza, y no temo,
porque mi fuerza y mi alegría es el Señor (Is 12,2)

El momento ha llegado
de seguirte para siempre,
para no poner excusas
aunque vayas donde vayas.

Yo quisiera la certeza
de ser fiel a tu llamado,
y sonriendo me respondes
“tú tan solo ten confianza”.

En el paso decisivo
tu oración se hizo angustia,
y por dar la vida al Padre
tu sudor se hizo sangre.

Ahora tú me pides
dar el paso decisivo,
y aunque siento incertidumbre,
mi certeza es la confianza.

SED

Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba (Jn 7,37)

Con ansia de encontrarte
no he parado de buscarte,
porque no podrá haber agua
que me apague tanta sed.

Tengo el alma en un desierto
y mi carne está agrietada.
Mi garganta está reseca
de gritar sin que me escuches.

Tú eres ese manantial
donde quiero reposar
y mis fuerzas reponer
y seguir detrás de ti.

Una sed me que quema dentro,
siento un sol que abraza fuerte,
y perder la vida quiero
si de tu agua no me das.

VOLVER A TI

Me pondré en camino,
regresaré a casa de mi padre... (Lc 15,18)

Vuelvo a ti de nuevo,
después de que otra vez,
sin haber escarmentado,
de ti me había apartado.

Solo sé de ti alejarme,
solo sé volver a ti,
y quisiera hallar la clave
para en ti permanecer.

Dirás que estoy mintiendo,
pero allá lejos de ti
tu recuerdo es más presente
y deseo volver a ti.

Señor yo te aseguro
que en la lucha moriré,
y mis ojos ya sin vida
quedarán vueltos a ti.

TU MANO ME PERSIGUE

¿A dónde podré ir lejos de tu espíritu,
a dónde escaparé de tu presencia? (Sal 139,7)

¿Por qué no me dejas en paz?
Todo el día me persigues.
Tú bien sabes que merezco
ser dejado a mis caprichos.

Ni bien me he corregido
me retiro a mi escondite
para darme rienda suelta
y acabarme desbocado.

No podré de ti esconderme,
me sorprendes en el acto.
Te veo en todas partes
y tu mano me persigue.

He partido de la Casa
donde todo lo tenía,
y tus ojos envejecen
añorando mi regreso.

QUÉDATE CONMIGO

Quédate con nosotros, porque es tarde
y está anocheciendo (Lc 24,29)

La tarde está cayendo,
la noche se avecina,
mi casa hoy es tu casa,
Señor quédate conmigo.

Tengo todo preparado,
la cena está servida.
Qué solo quedaría
si conmigo no te quedas.

He sufrido para hallarte,
te busqué por todas partes,
y a mi lado apareciste
cuando ya volvía rendido.

Preside tú mi mesa
que es mi vida y es mi muerte.
Qué aprisa se hace noche,
Señor quédate conmigo.

SOLO SOY HUMANO

Atiende mi súplica, que ya no puedo más.
¡Líbrame de los que me persiguen,
pues son más fuertes que yo! (Sal 142,7)

Todo el día me persiguen,
ni un momento estoy en paz,
vivo en un constante acoso,
creo que no resisto más.

Y es que solo soy humano,
y me ven por delincuente.
Yo quisiera me dijeras
cuál ha sido mi pecado.

Si es delito ser humano
para qué me das la vida.
Di, Señor, por qué me entregas
como presa a mi enemigo.

Y aunque exiges demasiado
yo no olvido tus favores.
Por favor tampoco olvides
que tan solo soy humano.

CONTRA TODA LA ESPERANZA

Vivan alegres por la esperanza, sean pacientes en el sufrimiento
y perseverantes en la oración (Rom 12,12)

Antes eran los flagelos,
ahora solo son caricias,
antes eran solo cruces,
ahora son comodidades.

Ya no hay persecuciones
que nos vuelvan fervorosos,
ahora un circo somos
que divierte a los paganos.

Antes era la alegría
dar la vida sin temores,
ahora solo se oyen crisis
y un sin fin de explicaciones.

Quiero ver comunidades
donde todo lo comparten.
Cada quien busca lo suyo
¿quién creerá que somos uno?

Contra toda la esperanza
hay que ser signo del Reino
por lo que antes se decía:
“Mirad cómo se aman”.

MADRE DE TU PUEBLO

María, por su parte, conservaba todos estos recuerdos
y los meditaba en su corazón (Lc 2,19)

En tus labios la oración
eco se hizo de los pobres
que con llantos imploraban
la presencia del Señor.

En silencio meditabas
los clamores de tu gente,
y por eso concebiste
una gran liberación.

A tu Hijo nos formaste
para darnos vida nueva.
Él dejaba en cada hombre
una huella de tu amor.

En el máximo suplicio
fuiste fiel hija del Padre.
Tus dolores fueron parto
de una nueva humanidad.

A tu gente nunca olvidas,
eres una de nosotros,
porque eres de tu pueblo,
porque eres nuestra madre.

sábado, 2 de mayo de 2009

LÓGICA PARADÓGICA

Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que
pierda la vida por causa mía, la salvará (Lc 9,24)


Lógica paradójica
ese es el reino de Cristo.
No es el camino que siguen
los que son sabios del mundo.

Fueron hechos principales
quienes últimos se hicieron.
Aquí no hay peor servidor
que el que quiso ser primero.

Esta lógica del reino
por la fe solo se alcanza,
es locura para unos,
necedad para los otros.

Quien su vida ganar quiera
por Cristo ha de perderla,
porque aquel que se la guarde
nunca más habrá de verla.

¡Qué lógica insensata!
los sabios del mundo alegan,
prefieren cómodas puertas,
un abismo los seduce.

Como el trigo hay que morir,
que se entierra y da su fruto,
ay de aquel que así no muera
porque solo va a morirse.

Lógica paradójica
ese es el reino de Cristo,
porque en renglones torcidos
nuestro Dios derecho escribe.

AGRADECIDO

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?...
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor (Sal 115, 3.8)

Buscarte agradecido
y seguirte dondequiera,
mi respuesta será solo
una gracia de tu gracia.

No me muevan compromisos
de obligaciones que cansan,
ni la búsqueda de honores
que no se llena con nada.

Actuar de agradecimiento,
eso es lo más sincero.
Será tu causa la mía,
así tu yugo no pesa.

Tú te fijaste en mí
sin consultarte con nadie.
¿Quién te hablaría de mí
si tú me hiciste a tu imagen?

No tengo mérito alguno,
más bien te salgo debiendo,
si todo lo que yo tengo
sin ti llegaría a ser nada.

¡Señor, que te corresponda!
Tú sabes que soy muy frágil.
Mi mejor alabanza sea:
responderte agradecido.